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Cooperación

Feminismo Indígena

Combatiendo la violencia machista

A cualquier persona que se le pregunte sobre el municipio de Quiabaya, en Bolivia, responderá con palabras de agrado y cariño. Hablarán de su clima cálido, su gente humilde, su paisaje verde y montañoso. Sin embargo, las mujeres indígenas, ahora añaden algo que antes no se atrevían a decir: “El machismo sigue”. Así lo afirma Sonia Carrasco, Presidenta del Consejo Municipal. Ella, como otras mujeres del municipio, sus hermanas como ellas mismas se denominan, han encontrado en la capacitación una vía de conocimiento y superación personal. “Ahora me siento más libre. Antes, las mujeres, no conocíamos nuestros derechos. Estábamos más en la cocina, muy dedicadas al hogar. Nuestros esposos nos golpeaban, lo aguantábamos todo porque no conocíamos nuestros derechos”.

Fundación Adsis junto con su contraparte latinoamericana, el Centro de Capacitación y Servicio para la Mujer (CECASEM), llevan a cabo un proyecto de fortalecimiento del derecho a una vida libre de violencia de género en el municipio. A través de distintas actividades, talleres y charlas, se trabaja en materia de prevención y de atención ante casos de agresiones machistas.

“Antes nadie estaba informado. Los esposos nos maltrataban, nos pegaban, nos insultaban psicológicamente y físicamente. Hasta han llegado a matar a sus esposas. Ahora ya sabemos qué hacer y dónde acudir”

“El proyecto nos está ayudando mucho. Vamos a cursos que hablan sobre qué es la violencia y la autoestima. Antes nadie estaba informado. Los esposos nos maltrataban, nos pegaban, nos insultaban psicológicamente y físicamente. Muchas cosas han llegado a pasar, hasta han llegado a matar a sus esposas. Ahora ya sabemos qué hacer y dónde acudir. Yo misma le dije a mi marido: Si tú me tocas, aunque sea medianoche, yo puedo ir a denunciarte. Ya no es como antes. Hasta en las radios se habla. Pero hay que seguir adelante un poco más”, cuenta Celsa Flores, gestora de políticas públicas del municipio.

“Hay leyes que nos benefician, pero no siempre nos favorecen al 100%. Pero nosotras nos cuidamos”

EMPODERAMIENTO PERSONAL

También hay en marcha emprendimientos productivos agrícolas que mejoran la situación de las mujeres en vista de alcanzar una mayor autonomía personal y económica. Esta conjunción ha permitido establecer unas bases afectivas y prácticas que permiten la identificación y posterior denuncia de situaciones de violencia. “Nos enseñan sobre la crianza, cómo criar nuestros animalitos, cómo vivir en nuestro hogar con nuestro esposo e hijos”, explica Mabel Callizaya, intendente municipal.

El proyecto es la continuidad de un trabajo iniciado en 2015, que cuenta también con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo y que ha llegado al alcance de más de 1.000 personas. El trabajo en red es clave para su ejecución, consolidando vínculos entre organizaciones e instituciones, autoridades municipales, unidades educativas y el sistema de salud local.

“Es positivo para las familias, pero aún sigue habiendo feminicidios. Hay leyes que nos benefician, pero no siempre nos favorecen al 100%. Pero nosotras nos cuidamos”, cuenta Mabel. “Sería muy bonito que todas fuéramos a la capacitación y estuviéramos unidas. Yo las animo, pero hay algunas que no les gusta o dicen que no tienen tiempo. No se trata de no tener tiempo, todo depende de nosotras, de sacar el tiempo para ir”, añade Celsa. “Las hermanas tienen que conocer sus derechos e ir a denunciar. No tienen que quedarse ahí, en la violencia”, concluye Sonia.

“Las hermanas tienen que conocer sus derechos e ir a denunciar. No tienen que quedarse ahí, en la violencia”

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