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Reportaje

Cuando la vivienda se convierte en hogar

Más allá de un techo y cuatro paredes

¿Te has parado alguna vez a pensar todo lo que te posibilita contar con una vivienda a la que regresar cada día?

La palabra “hogar” proviene del término latín “lar”, que significa “lumbre, fuego”. Y es que, ciertamente, el hogar es aquel espacio físico que nos proporciona abrigo, confort y seguridad. Además, en España, y en muchos otros países, es imprescindible estar vinculado a una dirección física, a través del empadronamiento, para acceder a los recursos básicos que ofrece el estado del bienestar como son la sanidad, la educación o las prestaciones sociales.

“Pero el hogar -añade el director de Fundación Adsis en Navarra, Gilberto Padrón,- es además un espacio relacional”. “Con nosotras y nosotros mismos, gracias a la intimidad que nos ofrece; y también con las personas que viven cerca de mí: mi familia, los vecinos y vecinas de rellano, de escalera, de calle, de barrio”. “Por ello, -concluye Gilberto-, sin un techo no es posible una promoción personal y familiar real”.

Quien conoce muy bien la relación entre vivienda y promoción personal y familiar es Cristina, una mujer que, de un día para otro y con una niña pequeña a su cargo, se encontró sin hogar en el sentido más profundo del término. “Gracias a la solidaridad del pueblo español, nunca me ha faltado un techo bajo el que vivir”, nos comenta Cristina, que es originaria de Colombia. Pero, añade: “No es lo mismo tener un techo que tener un hogar; y ha sido gracias a Fundación Adsis que siento que ahora sí tengo un hogar en España”.

“Cuando tienes garantía de que puedes acceder a una vivienda, te puedes plantear muchas otras cosas”.

Pero la historia de Cristina con Fundación Adsis, en realidad, no empieza con la búsqueda de un hogar, sino de un trabajo. “Cristina -nos explica Maitane González, educadora social de la fundación en Navarra-, entró en contacto con nosotras ofreciéndose como voluntaria con el objetivo de construirse un currículum en España y así tener más posibilidades de encontrar un trabajo relacionado con su profesión, la orientación pedagógica”. “Desde entonces -añade Maitane-, Cristina ha acompañado ya a siete personas en el marco del proyecto Enlace, en el que personas en situación de vulnerabilidad cuentan con el acompañamiento de otras que las ayudan en su día a día”.

“Cuando, ahora hará unos siete años, conocí la fundación -nos sitúa Cristina- yo vivía con mi hija, que entonces tenía cinco añitos, en un piso compartido en Pamplona. Aunque no podíamos considerarlo un hogar, sí era un espacio que nos daba cierta seguridad”. “Acabamos allí -añade-, huyendo de un hombre a quien tuve que poner una orden de alejamiento en Madrid”. “En realidad -afirma con contundencia-, lo más fácil para mí hubiera sido regresar a Colombia, ya que aquí sólo lo conocía a él, y allá tengo una familia”. “Pero -añade- no me daba la gana que ese señor quedara impune ante la ley y, si me marchaba, el caso se archivaba. Así que decidí permanecer en España al menos hasta que acabara el juicio”. “Ahora -concluye-, ha pasado tanto tiempo desde que llegué al país que ya no contemplo regresar porque, aunque echo de menos a mi gente, yo, pero sobre todo mi hija, hemos creado vínculos importantes en España y es aquí donde tenemos nuestro hogar”.

“Cuando conocí la fundación yo vivía con mi hija, que entonces tenía cinco añitos, en un piso compartido en Pamplona”.

La problemática con la vivienda le llegó a Cristina, y a su hija, el día en que las echaron del piso que compartían porque las hijas de la propietaria se habían mudado allí. “Cuando nos enteramos de ello, por casualidad -nos comenta Maitane-, estudiamos su caso y vimos la manera de poderla ayudar”.

“Antes de que la fundación se diera cuenta de nuestra situación -nos confiesa Cristina-, mi hija y yo pasamos unas cuantas semanas realquiladas en una habitación en un piso en el que se alojaban muchos hombres. Esas semanas fueron horribles. No me atrevía ni a dejar ir sola al baño a la niña, que entonces ya tenía unos nueve años”. “Ahí -asegura-, fue cuando me percaté de lo importante que es tener un espacio seguro en el que vivir y en el que poder expresarte y compartir con confianza”.

Una vez estudiado el caso de Cristina, este se vinculó a EISOVI, un programa de Fundación Adsis que persigue, precisamente, la mejora de la situación residencial de las personas con el objetivo de su plena integración. A partir de entonces, Cristina y su hija se alojaron temporalmente en una de las viviendas del Fondo Foral de Vivienda Social que gestiona la fundación, hasta que pudieron acceder a un piso que no depende de una entidad social. “Gracias a Fundación Adsis -comenta Cristina-, durante todo ese tiempo recibí el acompañamiento y apoyo necesario para llegar a la estabilidad que tengo actualmente”. “Incluso, -añade-, desde la fundación me han ayudado a tramitar el DAVID, una ayuda que financia parte del alquiler”.

Hoy Cristina continúa haciendo de voluntaria del proyecto Enlace de la fundación, tarea que compagina con otros voluntariados y diversas formaciones. “Ahora estoy haciendo un curso que me permitirá ser técnica físico-deportiva con personas con discapacidad”, asegura. “A veces -nos cuenta-, me cuesta compaginar el voluntariado con todo lo demás, pero siento que tengo una deuda enorme con la fundación y con España, por todo lo que me han ofrecido y me ofrecen, y el voluntariado es una manera de devolver un poco de lo que me ha dado este maravilloso y solidario país”. “Además -añade-, es una labor que me gusta mucho porque yo sé lo que es sentirte sola, sin recursos y sin entorno familiar ni social, y creo que mi papel es relevante en las personas a las que acompaño”, explica Cristina.

Por lo que respecta a acceder a una vivienda estable, Cristina nos comenta “el cambio maravilloso que fue poder tener un piso propio”. “Ahí -añade-, empezamos a sentir que sí que vivíamos en un hogar y que podíamos empezar a construir una vida estable acá”. Y es que como nos recuerda Maitane: “Cuando tienes garantía de que puedes acceder a una vivienda, te puedes plantear muchas otras cosas”.

Conoce la historia de Cristina en el reportaje audiovisual

EL ACCESO A UN HOGAR, EN LOS ORÍGENES DE LA FUNDACIÓN

En Fundación Adsis acompañamos a personas que atraviesan situaciones de vida muy diversas a través de distintos programas sociales. Uno de ellos consiste en facilitar el acceso a una vivienda digna a personas solas y familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Y es que una de las primeras intervenciones sociales que realizamos, ahora hace más de 50 años, tenía este objetivo precisamente.

Fue a finales de los años 60, cuando decenas de familias procedentes de otras provincias de España y del norte de Portugal se instalaron, con sus carruajes y carromatos, en un descampado a las afueras de Pamplona. Gracias a la solidaridad del pueblo navarro, y de diversos movimientos sociales, entre los que se encontraba Adsis, en las siguientes décadas se trabajó junto a estas familias con el objetivo de que tuvieran, primero, acceso a servicios sociales básicos, como la sanidad y la escolarización; segundo, la posibilidad de habitar viviendas más dignas; y, tercero, la integración total y plena en el conjunto de la sociedad navarra a través de viviendas ubicadas de manera descentralizada en zonas urbanizadas. Con ello, y después de un intenso trabajo, en el año 2005 se cerró definitivamente el Centro de Promoción de Minorías Étnicas (extraoficial y peyorativamente llamado “El Poblado”) por no ser ya necesario y, como nos cuenta el director de Fundación Adsis en Navarra, Gilberto Padrón, y gracias al trabajo conjunto público-privado, “nunca más ha vuelto a existir la necesidad de este tipo de recursos en Navarra”.

Desde entonces, Fundación Santa Lucía-Adsis, ahora ya fusionada con Fundación Adsis, ha trabajado de manera conjunta con la Administración pública navarra y otras entidades sociales para conseguir, mantener y potenciar esta plena cohesión social.

“Tras el cierre del Centro de Minorías étnicas, -nos comenta Gilberto-, han llegado muchas crisis relacionadas con el acceso a la vivienda, como la del 2008, en la que muchas personas, con un perfil muy distinto al primero, perdieron su hogar. Y ahora nos encontramos con una nueva crisis que dificulta mucho este derecho de nuevo.” “En realidad -añade el director de Fundación Adsis en Navarra-, continuamos haciendo exactamente lo mismo que al principio: acompañar a personas a encontrar, de manera conjunta y en red, la manera de mejorar sus condiciones de vida”.

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